El otro día en El País indicaban que el primer discurso de la campaña electoral de Rajoy usaba el adjetivo comparativo “mejor” y el verbo “mejorar” hasta la saciedad. Consideraban, con acierto, que ésa es la única estrategia del Partido Popular: vender una levísima recuperación económica.
¿Tendrá éxito esta estrategia? Si atendemos a los resultados de las elecciones andaluzas, parece que no mucho y que nada ha podido parar el destrozo del PP, pero Andalucía es un territorio especialmente malo para el PP y no conviene extrapolar alegremente al resto del país.
La idea de que todo está mejor es una cuestión de percepción por parte de los ciudadanos. Cuando Felipe González perdió las elecciones en 1996, con una crisis de escenario de fondo, los datos macroeconómicos comenzaban a ser favorables, una tendencia que se consolidó tras la formación del primer gobierno de Aznar que se atribuyó el cambio de situación pese a que éste se había dado antes de las elecciones. Las cosas estaban mejor cuando se celebraron las elecciones de 1996, pero una percepción ciudadana diferente y un clima de corrupción provocaron la derrota electoral del PSOE de Felipe González.
El ex ministro de Industria Miguel Sebastián firmó en el “Nuevo Lunes” un artículo titulado “Recuperación y propaganda” y en mi opinión acierta plenamente. La tesis de Sebastián es que los ciudadanos no entienden la recuperación en clave de mejora respecto al dato anterior, como hace el Gobierno, sino interpretan que recuperación es volver a los niveles anteriores a la crisis o al menos a niveles similares.
Los niveles de vida, de empleo, los servicios y las expectativas de los ciudadanos están muy lejos de los que eran antes del inicio de la crisis. La mejoría respecto al infierno de estos años que Rajoy quiere vender como una salida de la crisis es vista por la mayoría de los ciudadanos como una forma de reírse de ellos. Y lo peor es que el PP no tiene más argumentos.
Los ciudadanos no quieren mejorías o recuperaciones. Los ciudadanos eligieron a Rajoy a la desesperada para salir de la crisis y el Presidente lo único que es capaz de ofrecer son unas décimas de menos maldad relativa y un puñado de empleos más que precarios.
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